02/02/2024 – Rompiendo el Ciclo de Desconfianza

Eddy De La Hoz   -  

2 Samuel 10: Después de esto, murió el rey de los amonitas, y subió al trono su hijo Janún. 2 Y David pensó: «Voy a tratar al hijo de Najás, con la misma buena voluntad con que su padre me trató a mí.» Envió entonces una comisión para consolar a Najás por la muerte de su padre, pero cuando los enviados de David llegaron al territorio amonita, 3 los jefes del pueblo le dijeron a Janún: «¿De veras crees que David te envía mensajeros para consolarte y honrar a tu padre? ¡No! Ha enviado a esa gente como espías, para que inspeccionen la ciudad y luego puedan destruirla.» 4 Entonces Janún arrestó a los mensajeros de David, les rasuró la mitad de la barba, les rasgó la ropa hasta abajo de la cintura, y los envió de regreso semidesnudos.

David entendió que para edificar el reino que Dios le había dado él tendría que establecer y mantener una relación con Dios, con su pueblo y con sus vecinos. El elemento fundamental en cualquier relación es la confianza. Por algo lo primero que se requiere para entrar en una relación con Dios es la fe. ¡Si no confiamos en Dios no le podemos agradar!
El rey Saúl había entrado en un ciclo de desconfianza con David. En este ciclo de desconfianza toda acción es interpretada como una agresión. Si la acción es mala, la agresión es clara. Si la acción es buena, aun así, alimenta nuestra desconfianza.
¿Porque me trata bien? ¿Viste la hipocresía? ¿Qué estará tramando?
Esto es precisamente lo que sucedió con el rey de los amonitas. David envió hombres con la mejor intención. David entendía que era necesario no solamente pelear para sacar a estos pueblos paganos de la tierra que Dios les había dado. El entendió que el plan de Dios no se quedaba allí. ¡Que la intención de Dios fue siempre extender misericordia a estos pueblos como la había extendido a Israel y que su gloria llenara toda la tierra!
¿Has entrado en un ciclo de desconfianza con alguien? Debes orar y actuar para restaurar la confianza con esa persona. Tu matrimonio, tu hogar, tu familia, tu relación con tus vecinos y tus hermanos en Cristo se fundamentan en el amor y la confianza.