02/21/2024 – Estableciendo el Reino en Tiempos Difíciles
1 Samuel 22: David se fue de allí y se dirigió a la cueva de Adulán. Cuando sus hermanos y toda la familia de su padre lo supieron, fueron a verlo. 2 Y lo supo también mucha gente afligida, y otros con muchas deudas, o presas de gran amargura, y se le unieron unos cuatrocientos hombres y lo hicieron su jefe. 3 Entonces David salió de allí y se fue a Mispá de Moab, y le dijo al rey de ese lugar: «Te ruego que recibas a mi padre y mi madre, y los protejas hasta que yo sepa lo que Dios va a hacer conmigo.
Samuel ungió a David y se fue. Él no le dejó un libro de instrucciones. Yo me imagino a David preguntándose: ¿y ahora qué hago? ¿Como se comporta un rey?
El reino de Dios es nuestra herencia de gracia; pero establecerlo es el reto más grande que nadie pueda enfrentar.
El mejor ejemplo para el establecimiento del reino de Dios lo tenemos en nuestro Señor Jesucristo. No se comienza por el palacio. Se comienza en un pesebre. Se comienza en una cruz, en una tumba. Lo primero que se requiere para ser parte del reino de Dios es una entrega en sacrificio, una disposición de llegar a lo más bajo para que el nombre de Dios sea elevado a lo más alto.
Antes del palacio hay una cueva. Antes de las calles de oro hay un camino estrecho y difícil. David estuvo en la cueva de Adulam, perseguido por su pueblo, en medio de una lucha política que él no busco. Tuvo que dejar todo y huir. Llevo a sus padres a vivir con los Amonitas para que los protegieran.
David comenzó su ejército con los vagabundos. El establecimiento del Reino comienza con un conflicto interno que tiene dos partes: hay que pelear y edificar. Si es cierto que hay que erradicar lo que se opone al reino, pero lo más difícil es edificar lo que es del reino. Los enemigos de un hombre son los de su casa. David tenía que entender en su corazón su llamado. El entendía que desde todo punto de vista su victoria no estaba en matar al rey Saúl sino en conquistar al pueblo con la misericordia, la justicia y el amor de Dios. Es una cosa ser rey en el palacio. David tenía que comportarse como un rey, primeramente, en la cueva de Adulam.