04/05/2024 -TRANSFORMADOS EN GLORIA

Norma Vallejo   -  

“Por lo tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Senor; somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espiritu del Senor”  (2 Cor. 3: 18). 

La ley, y, especialmente los Diez Mandamientos que estaban grabados en tablas de piedra, daba lugar a un ministerio que causaba la muerte, la condenacion, mientras que la predicacion del Evangelio es ministerio del Espiritu, ministerio de Vida, de justificacion.

Es justamente en la Cruz la que revela la justicia de Dios.  Porque es alli donde los culpables pueden llegar a ser “Justificados”, y luego ser absueltos en el juzgado divino.

La promulgacion de la Ley en el Sinai estuvo rodeada de tal gloria que ni Aaron ni los demas hijos de Israel pudieron acercarse al Monte, y el propio Moises tuvo que ponerse un velo sobre el rostro para cubrir el brillo que su piel habia adquirido despues de estar, durante cuarenta dias, cara a cara con Dios.

Y si tal fue la gloria con que fue dada la Ley, cuanto mas gloriosa no sera la promulgacion del Evangelio. 

La excelencia del Nuevo Pacto sobre el antiguo es tal que no tiene comparacion, ya que el Antiguo era pasajero, por cuanto Cristo vino a poner punto final a la Ley.  Porque el fin de la Ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.” (Rom.10:4) 

Cristo es el autor del Evangelio; el tema del Evangelio y el fin del Evangelio.  La excelencia del Evangelio descansa en la gloria de Cristo.

El Glorioso Salvador es la Sustancia del glorioso Evangelio.

Esa luz, es, ante todo, una luz sin velos.  Cualquier luz que hubiera en la ley era una luz latente.  El velo sobre el rostro de Moises era un tipo de la manera que las ceremonias de la ley estaban ocultas.

Nuestro Evangelio es uno, no del velo que oculta, sino de la lampara que brilla.

Lo vemos a El, y, viendo su amor, aprendemos a amar; viendo Su vida, aprendemos a vivir, viendo Su total expiacion, odiamos el mal, viendo Su resurreccion, resucitamos a una nueva vida por el Espiritu vivificante, trabajando cada dia.

Vamos siendo transformados de nuestro viejo yo, y conformados a semejanza de Cristo.