08/08/2023 – ¿Que Haremos con la Gloria de Dios?
1 Samuel 5: 6 La mano de Jehová cayó sobre los de Asdod y los destruyó, hiriéndolos con tumores, en Asdod y en todo su territorio. 7 Al ver esto, los de Asdod dijeron: «Que no se quede entre nosotros el Arca del Dios de Israel, porque su mano se ha endurecido contra nosotros y contra nuestro dios Dagón». 8 Convocaron, pues, a todos los príncipes de los filisteos, y les preguntaron: –¿Qué haremos con el Arca del Dios de Israel?
Nosotros tenemos la Gloria de Dios con nosotros. ¿Qué haremos con ella?
El pueblo de Israel no se daba cuenta lo lejos que estaba de Dios. Ellos fueron atacados por los filisteos y fueron derrotados muriendo de Israel 4000 hombres. Ellos se preguntaron: ¿por qué?
Esa es una excelente pregunta si la hacemos en el contexto de una búsqueda del propósito de Dios, si esa búsqueda nos lleva a arreglar lo que está quebrado o simplemente a alinear nuestro propósito con el de Dios. Por eso Pablo no se frustraba en la cárcel porque en sus aflicciones que fueron muchas el buscaba el propósito de Dios. Pero esto era solamente un reclamo, y el pueblo buscaba una solución a su problema. Esto es una enfermedad de la iglesia hoy- la búsqueda de cualquier medio que traiga una solución temporal a el problema actual. Pero la iglesia tiene que volver a lo esencial, a buscar y reflejar la Gloria de Dios.
Los Israelitas tuvieron una idea que parecía brillante: ¿Qué tal si traemos el Arca de Dios al campo de batalla? El Arca siempre había ido al frente en la conquista, el Arca iba al frente cuando se abrió el rio Jordán.
Cuando el Arca llego al campo de batalla, los Israelitas gritaron tan fuerte que la tierra tembló. Lástima que ya ellos habían perdido la batalla. Hermano y hermana, la batalla se gana en la presencia de Dios. Tus batallas las ganas en tus rodillas, encerrado en tu cuarto y en obediencia a Dios. Cuando llegas al campo de batalla, ya la batalla está ganada o perdida. No te sorprendas con la derrota si no te preparaste para la victoria. No te sorprendas cuando la tentación te venza si no has estado orando.